Subcampeones en 2017, subcampeones en 2018 y, si no lo remedia Álex Rins o una segunda parte especialmente inspirada de Maverick Viñales, en Ducati volverán a ser subcampeones en 2019. Con 33 años, Andrea Dovizioso ha tenido sus dos mejores temporadas. Ha alcanzado su cénit como piloto de MotoGP y ha festejado un buen puñado de victorias (doce desde Sepang 2016), pero no ha sido suficiente para hacerse con el título.
Igual que el año pasado se ha ido de vacaciones con una sola victoria. El año pasado terminó con cuatro, una de ellas con el pescado del título vendido, comido y digerido. Este año seguramente rascará algún triunfo más, pero si Marc Márquez no sufre una catástrofe, con suerte le servirá para lograr otra medalla de plata… si es capaz de acabar por delante de su compañero Danilo Petrucci, claro.
El particular equipo de ensueño de Ducati, con dos pilotos italianos bien avenidos entre sí, está teniendo mucho de equipo y no demasiado de ensueño. Una victoria para cada uno y un abismo con Márquez, que se ha ido de veraneo con una hamaca trenzada por 58 puntos.
Dice Dovizioso –y Petrucci asiente- que la Desmosedici GP19 ha llegado a su límite. Es normal que lo diga: con un triunfo en nueve carreras y la cuarta posición como resultado más repetido para el de Forli, las perspectivas para el resto de la temporada no son muy halagüeñas. Lo dice además después de tres carreras sin subir al podio: tras ser tirado en Montmeló fue cuarto en Assen –porque Petrux no le metió la moto- y quinto en Alemania, donde Petrux ya había renovado y sí le metió la moto.
Igual que el año pasado se ha ido de vacaciones con una sola victoria. El año pasado terminó con cuatro, una de ellas con el pescado del título vendido, comido y digerido. Este año seguramente rascará algún triunfo más, pero si Marc Márquez no sufre una catástrofe, con suerte le servirá para lograr otra medalla de plata… si es capaz de acabar por delante de su compañero Danilo Petrucci, claro.
El particular equipo de ensueño de Ducati, con dos pilotos italianos bien avenidos entre sí, está teniendo mucho de equipo y no demasiado de ensueño. Una victoria para cada uno y un abismo con Márquez, que se ha ido de veraneo con una hamaca trenzada por 58 puntos.
Dice Dovizioso –y Petrucci asiente- que la Desmosedici GP19 ha llegado a su límite. Es normal que lo diga: con un triunfo en nueve carreras y la cuarta posición como resultado más repetido para el de Forli, las perspectivas para el resto de la temporada no son muy halagüeñas. Lo dice además después de tres carreras sin subir al podio: tras ser tirado en Montmeló fue cuarto en Assen –porque Petrux no le metió la moto- y quinto en Alemania, donde Petrux ya había renovado y sí le metió la moto.
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Tan lícito es que Dovizioso piense que la GP19 ha llegado a su límite como que desde fuera nos preguntemos si no será que quien ha llegado a su límite en MotoGP es él. Ha tenido a su disposición la que casi todos señalan como la mejor máquina de los últimos años, ha exprimido junto a ella el máximo de su potencial y no ha podido con Márquez.
Para colmo, Jorge Lorenzo ya estaba empezando a demostrar que podía llevarla más al límite que él, y en menos de medio año Petrucci se le ha subido a las barbas.
Ni mucho menos se trata de desmerecer a Dovi, sino de ponderar su nivel en relación a Márquez. Y si miramos con perspectiva lo sucedido en las últimas temporadas, el italiano tuvo una ocasión de oro en 2017, donde llevó al español hasta Valencia.
Pero, ¿cómo lo logró? En primer lugar, fue sin duda el año donde la Ducati era claramente superior a Honda, especialmente en algunos trazados. En segundo lugar, Márquez hizo tres ceros por el camino, incluyendo el de Silverstone en el que no tuvo culpa ninguna. Con esos condicionantes, en un año en el que el binomio Ducati/Dovi funcionó como nunca mientras el formado por Márquez y Honda cometió errores, Dovi no fue campeón.
La pregunta es qué necesitaría para serlo. La respuesta es otro año similar a aquel. Por eso quiere 'tirar' la temporada en lo que se refiere al desarrollo de la GP19, para intentar coger la delantera en el desarrollo de la GP20, confiar en que sea claramente mejor que la próxima versión de la Honda RC213V y tener una ocasión como la de 2017.
En definitiva, más que preguntarse si la GP19 ha llegado a su límite, quizás habría que preguntarse si es Dovizioso el que ha llegado a su límite en MotoGP en general, y ante Marc Márquez en particular. Porque cuando Andrea Dovizioso señala a su moto, sus otros cuatro dedos apuntan hacia él.
Para colmo, Jorge Lorenzo ya estaba empezando a demostrar que podía llevarla más al límite que él, y en menos de medio año Petrucci se le ha subido a las barbas.
Ni mucho menos se trata de desmerecer a Dovi, sino de ponderar su nivel en relación a Márquez. Y si miramos con perspectiva lo sucedido en las últimas temporadas, el italiano tuvo una ocasión de oro en 2017, donde llevó al español hasta Valencia.
Pero, ¿cómo lo logró? En primer lugar, fue sin duda el año donde la Ducati era claramente superior a Honda, especialmente en algunos trazados. En segundo lugar, Márquez hizo tres ceros por el camino, incluyendo el de Silverstone en el que no tuvo culpa ninguna. Con esos condicionantes, en un año en el que el binomio Ducati/Dovi funcionó como nunca mientras el formado por Márquez y Honda cometió errores, Dovi no fue campeón.
La pregunta es qué necesitaría para serlo. La respuesta es otro año similar a aquel. Por eso quiere 'tirar' la temporada en lo que se refiere al desarrollo de la GP19, para intentar coger la delantera en el desarrollo de la GP20, confiar en que sea claramente mejor que la próxima versión de la Honda RC213V y tener una ocasión como la de 2017.
En definitiva, más que preguntarse si la GP19 ha llegado a su límite, quizás habría que preguntarse si es Dovizioso el que ha llegado a su límite en MotoGP en general, y ante Marc Márquez en particular. Porque cuando Andrea Dovizioso señala a su moto, sus otros cuatro dedos apuntan hacia él.
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